NO ME QUIERAS TANTO… Y QUIÉREME MEJOR
Por experiencia propia y por lo que me ha enseñado trabajar estos años ayudando a parejas a revisar su forma de amarse y así poder quererse mejor, puedo decir alto y claro que en el amor también tiene más importancia la calidad que la cantidad.El amor que se siente como un tsunami que arrasa con todo en nuestra vida, generalmente provoca etapas convulsas de mucha intensidad que se alterna en positiva y negativa: algo así como una montaña rusa. Es un estilo de amar que nos provoca sentimientos muy intensos de forma descontrolada. Desgraciadamente, también nos hace sentir dolor de manera muy intensa. Es muy común escuchar entre enamorados que se quieren tanto que harían cualquier cosa por el otro, o que el amor lo puede todo, o que por amor uno comprende sin condición y más allá. Y allí están, queriéndose muchísimo y sufriendo otro tanto en el nombre del amor. Como este estilo de amor no se basa en una estabilidad trabajada, una paz consciente entre la pareja si no en las idas y venidas, ambos experimentan momentos de mucho apego, de conexión total con el otro y a la vez, momentos de conflicto en el que no lo queremos ni ver, amenazamos con marcharnos, cortar, buscarnos una tercera persona… Lo peor de estas subidas y bajadas de sentimientos, los saltos del amor ciego al odio profundo no llegan a la vez para los dos (cuando uno quiere buscar al otro para demostrar cariño y amor, a veces se encuentra con que se encuentra en su momento de desconexión o rechazo, y esto puede aumentar todavía más la tensión en el ambiente.¿Encima de que vengo yo a ser cariñoso contigo, te das el lujo de rechazarme? ¡Te vas a arrastrar por un beso mío, porque no te vuelvo a tocar ni con un palo!Te quejas de que no estamos bien pero ¡no pones de tu parte en nada!¿Os suena? Bien. Es una pena que el amor para muchos sea esto. Quiero decir, porque se puede querer pero desde la tranquilidad, y no desde el dolor – amor – dolor. Porque cuando están bien, están mejor que cualquier otra pareja, lo que tienen es mágico, nadie lo comprende, es tan especial, tan brutal… pero cuando están mal, llamen a los bomberos, ambulancias, escóndanse en sus casas y no salgan hasta que el fuego se haya apagado. ¿Realmente merece la pena?Y es que en este estilo de amar mucho (pero fatal), son comunes, normales y esperables dinámicas que contaminan incluso los buenos momentos: los celos patológicos –te quiero tanto que no soporto la idea de que otras personas sean importantes también para ti, ¿Con quién hablas? ¿Sigues pensando en tu ex, verdad? ¿Quién te escribe en mitad de nuestra cena romántica? ¿No te apetece tener sexo, es que te gusta otro?Mencionábamos los celos, pero también se convive con todas las críticas del otro, las quejas, las exigencias y expectativas constantes acerca de cómo debería ser el otro en la relación, pretensión de cambiarlo para que se ajuste a lo que nuestro ego necesita… y también, desgraciadamente para el que está ahí, situaciones de violencia psicológica. A estas alturas te habrás parado a pensar si es que acaso no se viven esas situaciones en una relación en la que el amor es calmado, estable… Y sí, es posible que nos enfrentemos a conflictos también muy dolorosos en una relación en la no amamos tanto pero sí mejor, pero simplemente por el hecho de ser conscientes del valor, los sentimientos de la otra persona, y la libertad que tiene el otro de no continuar si no es sano que prima por encima de todo, siempre vamos a intentar trabajar en lo que sí está bajo nuestro control: la asertividad. Puedo hablarte de algo que me ha dolido, pero no voy a hacerlo a través de la ira. Voy a hablarte con calma, con paz, simplemente para que sepas como me siento, y qué espero en una relación. Y cuando seas tú el que me cuentes, yo escucharé intentando no invalidad tu dolor, con responsabilidad emocional.Y esperaré lo mismo, tanto que si no lo recibo en lugar de ponerle la etiqueta de “me pongo así de mal porque me quiere demasiado, o es su forma de expresar que me quiere”, me iré de esto que me duele.El conocimiento de que si me dañas me pierdes invita al otro a cuidarnos. Estos elementos hacen que el ambiente ya sea muy distinto. Lo veo algo similar a como te trata ese banco que sabe que puede perder al cliente. Como el amor no lo puede todo, hay algo más que debemos añadir en nuestra relación que no es sólo amor.Que haya amor es importante, pero que haya de aquello que lo convierte en un amor de calidad, lo es más. Quiéreme mucho, pero quiéreme bien.
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